lunes, 13 de enero de 2014

De la Sociedad Estamental a la NACIÓN


El Antiguo Régimen no se caracterizó solo por la presencia de un Estado Absolutista sino por la organización de la sociedad en estamentos, que eran grupos sociales determinados por el nacimiento, de carácter estático que perduraban de generación en generación impidiendo la movilidad social y que estaban dotados de una definición jurídica específica.

La nobleza y el claro poseían derechos superiores a los otros estamentos; exención de impuestos, tenían derechos señoriales por sus tierras, monopolio de algunas funciones del gobierno, estatuto político propio… no existían leyes de aplicación general. La sociedad era un organismo en el que cada miembro o cada estamento tenía una función reservada (gobernar o trabajar).

El tercer estamento estaba para aquellas personas que ejercían actividades independientes no ligadas a la propiedad de la tierra. Los más destacados eran la burguesía que se había enriquecido en los últimos años a través del comercio, los negocios… este grupo social se opuso a los privilegios de la nobleza y el clero ya que no les dejaban ascender social y económicamente.

El cuarto estado está constituido por las personas dependientes del campo y la ciudad.

Se convocaron en Francia los Estados Generales en 1789 y se reunieron representantes del claro y la nobleza y representantes también del tercer estado para hacer los “cuadernos de quejas” y exponer sus reivindicaciones aunque no siempre coincidían.

La ruptura del Antiguo Régimen supone el fin de la sociedad estamental y lleva dentro de sí los principios de igualdad y fraternidad que conllevan una igualdad jurídica tanto en lo público como en lo privado. Frente a la sociedad estamental estaba el liberalismo revolucionario que creó la nueva idea de nación con elementos como la comunidad territorial, la lengua y la cultura se convirtió en una unidad indivisible compuesta por individuos que eran los ciudadanos. El concepto supuso homogeneidad e igualdad aunque no estaba referida a los bienes culturales y materiales sino en la vida política y la sociedad. Aun no apareció el concepto de clases sociales pero la burguesía cada vez exigía más. Había igualdad ante la ley,  en los cargos públicos o el pago de impuestos pero no ante la política. No había sufragio universal o igualdad social. Había sufragio censitario lo que suponía que los que no eran propietarios no eran representativos.

Sería el pensamiento socialista en el siglo XIX el que diera el carácter unitario a la sociedad, introduciendo el concepto de clases sociales. Conforme fue avanzando la industrialización, se fueron agudizando las clases sociales en función a la riqueza.

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