El Antiguo Régimen no se
caracterizó solo por la presencia de un Estado Absolutista sino por la
organización de la sociedad en estamentos, que eran grupos sociales
determinados por el nacimiento, de carácter estático que perduraban de
generación en generación impidiendo la movilidad social y que estaban dotados
de una definición jurídica específica.
La nobleza y el claro poseían
derechos superiores a los otros estamentos; exención de impuestos, tenían
derechos señoriales por sus tierras, monopolio de algunas funciones del
gobierno, estatuto político propio… no existían leyes de aplicación general. La
sociedad era un organismo en el que cada miembro o cada estamento tenía una
función reservada (gobernar o trabajar).
El tercer estamento estaba para
aquellas personas que ejercían actividades independientes no ligadas a la
propiedad de la tierra. Los más destacados eran la burguesía que se había
enriquecido en los últimos años a través del comercio, los negocios… este grupo
social se opuso a los privilegios de la nobleza y el clero ya que no les
dejaban ascender social y económicamente.
El cuarto estado está constituido
por las personas dependientes del campo y la ciudad.
Se convocaron en Francia los
Estados Generales en 1789 y se reunieron representantes del claro y la nobleza
y representantes también del tercer estado para hacer los “cuadernos de quejas”
y exponer sus reivindicaciones aunque no siempre coincidían.
La ruptura del Antiguo Régimen
supone el fin de la sociedad estamental y lleva dentro de sí los principios de
igualdad y fraternidad que conllevan una igualdad jurídica tanto en lo público
como en lo privado. Frente a la sociedad estamental estaba el liberalismo
revolucionario que creó la nueva idea de nación con elementos como la comunidad
territorial, la lengua y la cultura se convirtió en una unidad indivisible
compuesta por individuos que eran los ciudadanos. El concepto supuso
homogeneidad e igualdad aunque no estaba referida a los bienes culturales y
materiales sino en la vida política y la sociedad. Aun no apareció el concepto
de clases sociales pero la burguesía cada vez exigía más. Había igualdad ante
la ley, en los cargos públicos o el pago
de impuestos pero no ante la política. No había sufragio universal o igualdad
social. Había sufragio censitario lo que suponía que los que no eran
propietarios no eran representativos.
Sería el pensamiento socialista en
el siglo XIX el que diera el carácter unitario a la sociedad, introduciendo el
concepto de clases sociales. Conforme fue avanzando la industrialización, se
fueron agudizando las clases sociales en función a la riqueza.
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