Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra en 1712; tiene dos obras autobiográficas: las “Confesiones” y las “Divagaciones de un paseante solitario”. Su vida en general tuvo gran influencia en su pensamiento pedagógico, moral y sobre la propia concepción de la sociedad.
Rousseau no tenía una vida
fácil como el resto de contemporáneos (Diderot, Condillac y muchos otros
enciclopedistas) con los que se relacionó trabajando en la Enciclopedia,
gracias a los artículos que publicaba sobre música. Su trabajo como escritor y
sus relaciones de amistad y también romances fueron el sustento para salir
adelante cada día.
Sus dos obras más
importantes son el “Contrato Social” y el “Emilio o de la educación”.
Completamente revolucionarias para la época.
Emilio es un tratado sobre
educación con gran interés pedagógico
por lo que proponía Rousseau y por la influencia posterior que tuvo para
toda la pedagogía de la Escuela Nueva y de autores como Freinet y María
Montessori por ejemplo.
Lo que Rousseau expuso en el Emilio era la educación ideal
que debía de tener este personaje principal y que de alguna manera sería la
educación que debe tener el hombre del Estado ideal que aparece en su “Contrato
social”, es decir escribe sobre cómo debe ser el individuo en la sociedad. Así
Rousseau en esta obra hace de preceptor y se encarga de la educación de Emilio.
Esta educación se divide en diferentes etapas madurativas (los capítulos en los
que se divide el libro) porque cada etapa requiere de una manera de enfocar la
educación aunque haya una relación de continuidad. Las etapas serían, por así
decirlo, la del sentido, la de la utilidad y la de la razón.
Las bases educativas que propone
Rousseau se pueden resumir en lo siguiente:
v Partidario
de la educación individualizada. De la figura del mediador en el aprendizaje y
no del maestro que dirige.
v La
naturaleza como maestra: aprender de la naturaleza y no de los libros de texto,
también evitar ser influenciado por otros y aprender desarrollarse
por sí mismo de manera natural. El mejor hábito del niño es que no tenga
ninguno, que vaya madurando en sus capacidades respetando su desarrollo. Que
juegue, que descubra, que ejercite su
cuerpo, etc. La regla de “ perder el tiempo” vale esencialmente hasta los 12
años. Es un aprendizaje constructivista porque todo el conocimiento se recupera
en la posterior etapa de la razón . “Hay que considerar al hombre en el hombre
y al niño en el niño”.
v Aprendizaje
por descubrimiento, despertando la curiosidad en el niño y creando las
situaciones de aprendizaje favorables. Situaciones concretas de eficaz valor
educativo. Para Rousseau no se trata de enseñarle las ciencias por ejemplo,
sino de hacerle adquirir el gusto de amarlas y los métodos para aprenderlas
cuando ese gusto este desarrollado mejor, como hemos dicho anteriormente.
v Desarrollar
también las facultades manuales. Que
aprenda a ser carpintero es uno de los ejemplos. Da importancia también a la
actividad física y en la infancia rechaza la utilización del libro de texto .
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