lunes, 13 de enero de 2014

EL GENTLEMAN. Locke





EL GENTLEMAN EN LA CONCEPCIÓN DE LOCKE SOBRE EL HOMBRE.
John Locke (1632-1704) ha sido estudiado desde una doble perspectiva: su teoría del conocimiento y desde su pensamiento político-moral y religioso dónde se encuentra su teoría de la sociedad civil.
Para entender su obra pedagógica se debe tener en cuenta otros escritos, para así comprender todas las posibilidades de la educación que describe. Su obra pedagógica es Pensamientos sobre educación, se compone de una colección de cartas que fue escribiendo sobre temas educativos con reflexiones sobre la formación del hombre de la nueva sociedad burguesa. En su obra Locke crea al gentleman, es un  nuevo ideal de hombre que evita cualquier tentación de fanatismo ante los demas, sirve como modelo para promover una nueva sociedad inglesa, donde libertad, tolerancia, la razonable convivencia, el respeto mutuo, etc… son condiciones indispensables para inspirar su forma de ser y obrar.

Locke define la educación en líneas generales en las que incluye la salud, la virtud, la prudencia, las buenas prácticas y la instrucción. De todas ellas la esencial es la virtud, que es el fundamento de la conducta moral del hombre y del bien de la comunidad, constituye el fin práctico de la educación.

Para Locke hay que educar en cuatro ámbitos:
Educación física: para Locke la educación del cuerpo es educación para la salud. Su teoría de endurecimiento corporal se fundamente en la capacidad de la naturaleza humana para adaptarse por el ejercicio físico y por la creación de hábitos de acomodación a un entorno o circunstancia. Por este tipo de educación Locke es considerado un innovador en Inglaterra debido a la tradición proclive de la necesidad del ejercicio físico en este país.
Educación intelectual: Locke pertenece a la corriente empirista, para él nacemos como una tabla rasa a la cual vamos incorporando aprendizajes mediante la experiencia de los sentidos, “nada hay en el entendimiento que antes no haya estado en los sentidos.”
Su empirismo da lugar a un optimismo pedagógico, porque confía en el poder de la educación, a una concepción utilitarista e instrumentalista de la instrucción, y a la consideración del proceso educativo como un fenómeno disciplinario y formal.
Locke proclama una educación por instrucción en la que se enseñe al niño mediante tareas divertidas para el, como si fuera un juego, así el niño tendrá deseo de aprender.
En cuanto al tema de contenidos, Locke deja los tradicionales en aquella época, se centra más en los métodos.
Educación moral: debe sostenerse en dos principios: el principio de la razón y el principio de la tolerancia. Ambos principios pueden darse en un estado democrático y liberal, nunca en un estado bajo una monarquía absolutista.
La educación moral se basa en la educación del espíritu, que tiene como objeto la formación en la virtud, frenando hábitos o impulsos que impliquen actitudes perniciosas. A través de esta disciplina espiritual se fomenta la libertad y buena voluntad para obtener lo que la razón considera “lo mejor”.
Esta educación debe iniciarse cuanto antes, la familia o el preceptor deben dirigir esta formación y poco a poco ir desapareciendo cuando el individuo alcance un juicio moral maduro. Esta madurez el gentleman se muestra en su firmeza de carácter, que le lleva a cumplir los deberes aún en circunstancias adversas, es fortaleza de ánimo y al mismo tiempo fe en lo que la comunidad o Dios ha establecido como orden moral. La veracidad y la bondad requieren firme convicción y resolución de lo que conviene hacer. Prudencia, es una cualidad que adviene al hombre como efecto de una constitución feliz, de la buena aplicación del espíritu, y de la experiencia. Con ella se tiene una reflexión constante sobre la vida. Buenas maneras o buena educación, hacen del gentleman un hombre grato y sociable.

Virtud y fe religiosa: es imprescindible comenzar pronto la noción verdadera de Dios, presentándolo como el Ser independiente y supremo, autor y creador de todas las cosas. El hombre virtuoso debe creer en Dios. Locke añade a la formación moral del hombre el utilitarismo teológico, se encuentra entre dos teorías contrapuestas, la propiamente teológico-dogmática, a la que Locke opone la razón y la innata que pretende hacer independiente la moral de la religión.
Locke recomienda a padres y preceptores que habitúen a los niños a “realizar regularmente, mañana y tarde, actos de devoción a Dios mediante una plegaria sencilla y breve”.
  
En la Teoría de Locke también habla de las cualidades que debe tener el preceptor.
Estas  cualidades deben ser: ser un hombre bueno y virtuoso, con una conducta moral que pueda servir de ejemplo a su pupilo. La moderación, el sentido de la medida, la ternura, la discreción son actitudes del buen preceptor en la tarea educadora. Además debe ser un hombre bien educado, es decir con sentido de urbanidad y de cortesía, lo cual no se puede enseñar en los libros. Que conozca el mundo, tanto las costumbres, gustos, locuras, mentiras…la “mundaneidad” del preceptor es muy útil al alumno siempre que se trasmita bien y con discreción. Otro aspecto muy importante en el preceptor es la vocación para enseñar,


PRÍNCIPES Y ARISTÓCRATAS EN LOS TRATADOS DE EDUCACIÓN DEL SIGLO XVII FRANCÉS.

Bossuet y la educación cristiana del príncipe.
Bossuet (1627-1704) escribe la obra La Política, esta compuesta de 10 libros dónde responde a cuestiones propiamente de  gobierno, siendo al mismo tiempo un manual de formación política para el príncipe. Esta obra es considerada obra maestra sobre el contenido de la educación del príncipe cristiano, cuyos principios son:
Principio fundamental: “El hombre ha sido creado para vivir en sociedad” y “el único fin y objeto de los hombres es Dios”. La sociedad esta bajo un mismo gobierno y las mismas leyes, que regulan la vida en comunidad y tienen su origen en el amor de Dios.
Principio de autoridad: el sistema de gobierno es una monarquía hereditaria. El príncipe tiene una autoridad sagrada (concedida por Dios), paternal (se encarga de el cuidado de la sociedad como si fuese un padre), absoluta y racional (el gobierno es producto de la razón y la inteligencia).
Principio de religión: un príncipe cristiano debe seguir las leyes sagradas y tiene la necesidad de emplear su poder y autoridad contra las falsas creencias que perturban el recto conocimiento de Dios. En este principio se basaba la autarquía de Luis XIV.
Principio de justicia: es donde se gana la autoridad real, la justicia se refuerza con las virtudes de la constancia, prudencia y clemencia.
Principio de administración civil y militar: el príncipe debe estar educado para tomar decisiones atendiendo a la economía y a la paz de su ciudad. En situación grave y con motivos, no dudará en declarar la guerra. Por ello Delfín de Francia da un programa para educar a los príncipes que Bossuet lo recoge: un príncipe debe recibir formación en ciencias matemáticas (física, mecánica, Derecho, ciencias naturales y elementos de los nuevos saberes experimentales), lectura de los clásicos y gramática latina, historia y geografía y para finalizar filosofía y formación literaria y retórica.

Fenelon y la educación política del príncipe.
François de Salignac de la Mothe (Fénelon) 1651-1715, escribió Aventuras de Telémaco dónde se pueden encontrar algunos pasajes educativos. Para él la felicidad del pueblo se logra a partir de una buena administración y organización política, la igualdad de trato en la justicia, la buena educación de los hijos, ansia de honor, fidelidad con los hombre, temor a Dios… por todo ello el príncipe de ser justo, prudente, que desprecie las riquezas, llevar una vida sencilla, etc.
Fenelon defiende una monarquía constitucional y moderada, ya que para el la verdadera autoridad de un gobierno fomenta la libertad de su pueblo. Los elementos primordiales para la educación del príncipe son la autoridad real, la sabiduría, la virtud y el amor al pueblo teniendo contexto con la libertad, instrucción, unas costumbres honestas y confianza y seguridad en el pueblo.

Pierre Nicole y la formación de las costumbres y del juicio del príncipe.
Pierre Nicole (1625-1695). En su obra La educación de un príncipe consta de 10 capítulos, en el primero se pueden encontrar los supuestos generales para formar bien a un príncipe, pero es un libro apto para todo el mundo.
Según Nicole la finalidad de la educación de un príncipe es “capacitarlo para cumplir con todos sus deberes, a los que su condición le expone.” Se debe elegir muy bien al preceptor, el cuál debe enseñar el buen uso de todo. Todo el aprendizaje se hace en la vida misma, dando paseos, en conversaciones, con lecturas, etc…
En su obra insiste mucho en que el verdadero fin de la educación atiende a las buenas costumbres y a la formación del juicio.
En el segundo tratado Los estudios del príncipe expone que “La instrucción tiene por objeto desarrollar los espíritus hasta donde son capaces de llegar. No da memoria, ni imaginación, ni inteligencia, sino que cultiva todas ellas y las fortalece entre sí.” Para este autor es muy importante la formación moral del príncipe.


LOS TRATADOS DE EDUCACIÓN FEMENINA EN LA FRANCIA DEL SIGLO XVII.
Un rasgo peculiar del siglo XVII francés es que se comienza a tomar conciencia de la educación de la mujer, empieza a surgir un tímido feminismo.

La educación femenina en el “Tratado de la educación de las jóvenes” de Fenelon.
A parte de la educación al príncipe Fenelon tiene una versión pedagógica que incluye la educación de la mujer. Declarado partidario de las diferencias entre hombres y mujeres, para él la educación de la mujer debe realizarse aparte. No se puede educar a la mujer en justicia, filosofía, política… ya que no van a ser sus funciones. Lo que si comparte con el hombre en cuanto a educación es: que debe de iniciarse cuanto antes, enseñándola a utilizar las palabras y el tono. Se debe atender al cuerpo mediante ejercicio físico, se tiene que instruir en la razón tanto en la facultad intelectiva como moral, se debe seguir el desarrollo natural. Deben comprender al mismo tiempo lo útil, agradable y la alegria en la formación intelectual y moral.
En cuanto a la propia educación de la mujer se basara en un programa de: leer y escribir, las 4 reglas de Aritmética, principales reglas de Derecho, la lectura de libros selectos de temas profanos, conocimientos básicos de elocuencia, poesía, música y pintura, como nociones sobre el Decálogo, los Sacramentos y la Oración.

La institución de Saint-Cyr (1685). Madame de Maintenon (1635-1719).
Funda la institución de Saint- Cyr, dónde se impartía educación femenina, lejos del ámbito familiar y el enclaustramiento, seguidos de una dura disciplina, que provocaba el fracaso de esa educación al salir de los muros de la institución.
La instrucción que se impartía era elemental y se limitaba a la lectura, escritura y algunos elementos de cálculo. El mayor tiempo predominaba la formación religiosa y manual.
Su pensamiento puede resumirse en la siguiente frase de la propia Madame Maintenon : “ Hay que enseñarles los deberes de la familia, la obediencia al marido, el cuidado de los niños…” 

Contra la “Bella ignorancia” de la mujer. Madame Lambert (1647-1733)
Defensora de una educación de alto nivel para la mujer. Condena la identificación de la mujer con la mediocridad o con la frivolidad, o la sensibilidad sensual.
Para la educación de la mujer incluía la lectura de los clásicos, conocer la Historia de la humanidad, de Francia y el estudio de algunos elementos de Filosofía sobretodo los que se refieren al bien hablar y bien pensar.
Para ella la religión eleva a las almas a la contemplación de la verdad, de la belleza, de la bondad...

Tiene un afán renovador de la condición social de la mujer. Su ideal es una mujer instruida, religiosa, prudente, elegante, virtuosa…








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